A pesar de los avances científicos, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de mortalidad en Europa. El ejercicio físico y la alimentación son muy importantes para la prevención y el tratamiento de estas enfermedades, sin embargo menos de la mitad de los pacientes aptos para Rehabilitación Cardíaca (RC) se benefician de este servicio.
La Sociedad Europea de Cardiología constata que la RC es fundamental para reducir el número de eventos cardiovasculares adversos (infartos, anginas de pecho, arritmias…) y, por ende, la tasa de mortalidad. Los estudios son contundentes: las mayores reducciones en la tasa de mortalidad por causas cardiovasculares (hasta un 28%) se observan en los programas de RC con amplia duración y en la adherencia de los participantes al ejercicio. No es necesario el entrenamiento de alta intensidad, sino todo lo contrario. En personas que recientemente han sufrido un infarto de miocardio, dos sesiones individualizadas de ejercicio semanales de tan solo 20 minutos son suficientes para provocar cambios estructurales y funcionales positivos en el corazón. Los beneficios del ejercicio físico en el paciente cardíaco se fundamentan en diversos mecanismos:
1. En el corazón: Mejora en la capacidad de bombeo gracias al aumento de la distensibilidad de sus cavidades, así como de la capacidad contráctil del músculo cardiaco; Progreso del balance del sistema nervioso autónomo, aumentando el tono vagal; Incremento del contenido mitocondrial, almacenamiento de calcio y de óxido nítrico que ofrece una cardioprotección frente a arritmias malignas; Reducción de la carga de la placa aterosclerótica y de la fibrosis.
2. En los vasos sanguíneos: Reducción de la inflamación crónica y de formación de placas ateroscleróticas; Rebaja en la calcificación de la aorta y aumento del flujo sanguíneo; Mejora de la función endotelial a través de la cual los vasos sanguíneos se relajan/dilatan ofreciendo menor resistencia a la sangre reduciendo la tensión arterial; Incremento de oxígeno y nutrientes en el músculo esquelético aumentando su capacidad cardiopulmonar.
3. En la composición de la sangre: Mejora del perfil lipídico plasmático (aumenta el HDL o “colesterol bueno” y reduce los triglicéridos y el LDL o “colesterol malo”); Mejoría de la sensibilidad a la insulina y el control glucémico; Aumento de la eritropoyetina que produce más glóbulos rojos para transportar más oxígeno.
En Clínica TDN podrás hacer tu Rehabilitación Cardíaca con garantías, gracias a un grupo multidisciplinar de profesionales formado por Pedro Azcárate (Dr. en Medicina y Cardiólogo), Marisa Martínez (Dra. en Medicina Deportiva), Fabricio Zambom y Erreka Gil (Dres. en Ejercicio Físico y Salud).