Se trata de una técnica muy utilizada en cardiología para tratar la enfermedad coronaria. Esta técnica facilita la llegada de sangre al músculo cardiaco y así mejorar los síntomas producidos por la falta de riego coronario como la angina (dolor torácico).
Figura 1. Angioplastia.
Antes de llevar a cabo una angioplastia, se debe realizar una coronariografía para saber cuáles son las zonas afectadas de las arterias coronarias. La angioplastia coronaria es un procedimiento que se realiza de forma percutánea, es decir, por medio de una pequeña punción en una arteria periférica (generalmente en la muñeca).
¿Cómo se realiza?
Al comienzo del procedimiento, tras haber anestesiado la zona (anestesia local), se introduce un pequeño tubo flexible (catéter) a través de una arteria del brazo o de la ingle. El médico que realiza la técnica utiliza contraste radiológico y un aparato de rayos X para dirigir el catéter hacia la zona enferma. Posteriormente, es necesario atravesar la lesión introduciendo en la misma un pequeño balón deshinchado. El balón de angioplastia se hinchará, poco a poco, para que la placa de colesterol que obstruye la arteria se comprima contra la pared de la misma, de esta manera se restaura un flujo de sangre adecuado.
Figura 2. Balón de angioplastia implantando un estent (malla metálica).
Actualmente, en la mayoría de los casos, se coloca también un estent (malla metálica) para evitar que la obstrucción coronaria vuelva a aparecer. Está técnica forma parte de lo que se denomina intervencionismo percutáneo coronario. Es decir, se incluye en el grupo de los diversos tratamientos que se pueden aplicar en la aterosclerosis coronaria sin necesidad de entrar al quirófano.