09 Noviembre, 2020

HÁBITOS DE VIDA CARDIOSALUDABLE: SEIS CLAVES SENCILLAS

Ilustraciones: MANUEL ÁLVAREZ

Aunque los avances médicos han propiciado que las cifras desciendan lenta y progresivamente en la última década, la muerte por enfermedades del sistema circulatorio -donde se incluyen las cardiovasculares- sigue siendo la primera causa de defunción en España, por delante de los tumores y las enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio. (INE 2019) 

Todos los expertos coinciden en una máxima: la mejor forma de luchar contra las enfermedades cardiovasculares es la PREVENCIÓN. Simplemente mejorando nuestro estilo de vida podemos prevenir la aparición de la enfermedad cardiovascular o, al menos, alargar sus consecuencias. Es este artículo quiero proporcionar algunas ideas básicas.


DEPORTE

Una de las fórmulas para mejorar nuestra salud cardiovascular es la práctica deportiva. Evitar el sedentarismo mediante la práctica frecuente de ejercicio físico es una de las herramientas más eficaces de prevención. Eso sí, en caso de querer iniciar una práctica deportiva con regularidad es recomendable realizar una revisión cardiológica para establecer un plan adecuado de entrenamiento y diagnosticar las capacidades personales tras un estudio pormenorizado de su corazón. Este examen determinará el tipo de ejercicio que mejor se adecúa a las necesidades de cada persona. 

ALIMENTACIÓN 

Si queremos llevar una vida saludable y disminuir nuestros riesgos cardiovasculares, es necesario llevar una dieta sana y equilibrada, por eso es clave seguir las orientaciones de la pirámide alimenticia. Como directrices esenciales, hay que consumir tres o cuatro raciones de verduras y hortalizas diarias aparte de las dos o tres raciones de fruta. Además, es muy importante tomar dos cucharadas de aceite de oliva extra virgen extra cada día (que será nuestro aporte de grasas “buenas”) y tratar de convertir en esporádicas las comidas con carnes rojas, embutidos y dulces.

Dieta para bajar el colesterol alto - Fundación Española del Corazón (FEC)


SOBREPESO

Hay que evitar el sobrepeso, especialmente la obesidad central -la ‘tripa’-. La grasa abdominal es perjudicial para el corazón y es bueno tener un peso adecuado para el controlar y evitar la aparición de enfermedades como la diabetes, la hipertensión o la hipercolesterolemia. Hay una fórmula muy sencilla para saber cuál es nuestro estado: dividir tu peso (kilos) entre tu altura (metros), el resultado se divide nuevamente por la altura (metros). El resultado ideal debe oscilar entre 20 y 25, por encima de esos valores está el sobrepeso (25-29) y la obesidad (+30). Aunque si queremos ser más precisos deberíamos conocer el porcentaje de grasa visceral que tenemos.


TABACO

El tabaco es cancerígeno, provoca una aterosclerosis -acumulación de grasas y otras sustancias en las paredes de las arterias- acelerada y precoz. Afecta a otros órganos como los pulmones y su efecto, junto a otros factores de riesgo cardiovascular (hipercolesterolemia, hipertensión, diabetes, prediabetes..), no es aditivo sino que es multiplicativo. Es decir, si fumas el riesgo se puede multiplicar hasta por tres y, si además tienes hipertensión, se multiplica por ocho. Por eso es muy importante no iniciar el consulto de tabaco y en caso de fumar abandonar su consumo. Hoy en día hay métodos muy eficaces para que el paciente pueda lograr este propósito, aunque el primero de ellos radica en estar totalmente convencido de que el tabaco es malo -malísimo- para nuestra salud.


CONSUMO ALCOHOL

No se recomienda el consumo moderado de alcohol de manera regular y tampoco se recomienda el consumo excesivo de alcohol aunque sea de forma puntual, ya que también es malo para el corazón y, más concretamente, para el control de la tensión arterial. Se puede tomar una copa de vino tinto durante una de las comidas principales del día. El consumo excesivo de alcohol favorece además la aparición, entre otras enfermedades, de arritmias e insuficiencia cardiaca. Reitero, el alcohol es un tóxico para el corazón.


EXCESO SAL

Vivimos en una sociedad, sobre todo la occidental, que abusa de la sal. En la antigüedad, la sal era un producto muy preciado como conservante de alimentos, hoy la mayoría de los productos contienen sal o potenciadores de sabor. La solución radica en incrementar el consumo de alimentos frescos en lugar de los precocinados -todos llevan sal-, incluso llevan sal las bebidas con burbujas como la cocacola o algunos medicamentos tan comunes como los efervescentes. En este último caso, la cantidad es tan pequeña que solo se debe tener en cuenta si los pacientes ya están enfermos del corazón. El consumo de sal diario recomendado, sin tener ninguna alteración cardiaca, es de dos a cuatro gramos.

Con el cumplimiento de las recomendaciones anteriores se disminuye el riesgo cardiovascular, y se evita la aparición o se mejora el control de otros factores que amenazan nuestra salud como la tensión arterial, la diabetes o el colesterol. Todo el mundo debería cumplir con estas pautas. 

Ilustraciones: MANUEL ÁLVAREZ